Publicado el 26/01/2023 06:00
(Crédito: AFP)
Esposado y con los pantalones vaqueros salpicados de sangre, el marroquí Yassin Ganza sonreía tras su detención. Un poco antes, ayer a las 19 horas (15 horas en Brasilia), entró en la iglesia de San Isidro en el centro de Algeciras en Andalucía (sur de España) y tuvo un coloquio con los fieles. Quería que siguieran el Islam. Yasin abandonó el lugar y regresó después de 20 minutos. Llevaba una espada, un cuchillo usado por los samuráis. El hombre agredió ayer al padre, Antonio Rodríguez, quien luchaba por su vida.
A 200 metros, durante la celebración de la Eucaristía, el agresor asaltó otra iglesia católica, la Iglesia de La Palma. Yassin usó el arma para derribar imágenes sagradas, cruces y velas. Fue al altar y fue detenido por el sacristán, Diego Valencia, quien le pidió que abandonara el lugar. El sacerdote salió del edificio y fue perseguido y asesinado por Yasin. Otros cuatro resultaron heridos por el sospechoso.
El Ministerio Público de España dijo que la investigación estaba a cargo de un juez de la Audiencia Nacional, el organismo responsable de los casos de terrorismo. Una fuente policial dijo a la Agence France-Presse que el atacante, Jelaba, vestía ropa tradicional árabe y «gritó algo» durante el ataque. Un vecino de las iglesias filmó el momento en que Yassin caminaba por la plaza con un cuchillo en las manos.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, calificó el ataque de «terrible y devastador». “Mataron a un sacristán e hirieron al menos a otro cura en Algeciras”, explicó antes de evitar sacar conclusiones precipitadas. «Discreción, los hechos se investigan».
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