El mundo se reunió el jueves (12). El primer registro del grupo A*, el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea. Es un abismo cósmico que absorbe todo lo que se le acerca, incluso la luz.
La imagen fue tomada por Event Horizon Telescope, un proyecto de 11 radio observatorios distribuidos en 8 lugares diferentes alrededor del mundo.
La Vía Láctea y la ubicación del agujero negro central visto por el telescopio ALMA. – Foto: ESO/José Francisco Salgado (@josefrancisco.org), Colaboración EHT
Sin esta cooperación internacional, se necesitaría un telescopio del tamaño de la Tierra para observar el diagrama de arco A*. Así lo explica la astrofísica Taisa Storchi Bergman, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul. La científica se hizo conocida internacionalmente cuando publicó un estudio que aportó pruebas de la existencia de un agujero negro supermasivo.
- saber más: ¿Qué son los agujeros negros?
«En el espacio, cuando desea observar un objetivo pequeño, cuanto más pequeño sea el objetivo, más grande debe ser la antena o el telescopio. Para observar una naranja en la luna, el diámetro angular equivalente al horizonte de eventos del agujero negro, necesita una Tierra antena de tamaño mediano.”
Los tailandeses también explican por qué el registro de 11 observatorios representa un avance científico a celebrar que va más allá de la posibilidad de observar un agujero negro.
«Esta tecnología es muy compleja. Implica muchos desafíos computacionales y todos estos observatorios tienen que monitorear el mismo objetivo al mismo tiempo y luego recopilar todas las señales. Este es el gran desafío tecnológico que se acaba de lograr hoy».
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