Además, debido al diagnóstico, Renata no contó con un obstetra que atendiera el embarazo. No consiguió uno hasta después del cuarto mes y muchos rechazos.
Hasta entonces, todos los servicios de atención prenatal y médica se realizaban en Campinas (SP), ciudad cercana a donde vivía la familia. Luego, a las 30 semanas de embarazo y por recomendación del obstetra, el tratamiento de Renata también fue iniciado vía telemedicina por un equipo multidisciplinario de un hospital (medicina fetal, obstetricia, neonatología, cirugía pediátrica), en São Paulo.
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«A pesar de todo y de la dificultad de afrontar las emociones en los primeros meses, el embarazo gemelar transcurrió tan tranquilo y normal como los dos embarazos anteriores. Una vez nacieron, fue un alivio verlos juntos». Bueno, los diagnósticos diarios fueron positivos y sabíamos la buena ayuda que seguirían recibiendo de los equipos médicos involucrados”.
Con 31 semanas de embarazo, recuerda Renata, fue a São Paulo para ser internada para evaluaciones preoperatorias. El 29 de mayo, a las 34 semanas de embarazo, Alice y Luna nacieron por cesárea, pesando 1.743 y 1.742 kg respectivamente. En el parto participaron unos 20 profesionales.
Después del nacimiento, los gemelos fueron trasladados a la unidad de cuidados intensivos neonatales, donde permanecieron durante 12 días. Pasado este tiempo, fueron trasladados a una sala de desarrollo asistido individual, donde se mantienen los niños que se encuentran estables y generalmente a punto de recibir el alta hospitalaria, y que sirve de transición entre el hospital y su hogar.
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