Hasta ahora, Musk sólo se ha envalentonado con amenazas de ignorar la justicia.

“Ah, pero ¿qué pasa con la investigación de la policía federal que demostró que las cuentas suspendidas utilizaban enlaces para permitir el redireccionamiento a otros usuarios de la plataforma que no tenían restricciones de uso, y desde allí hacían las transmisiones?” Se trata de un vacío legal que se cerró después de que el tema se hiciera público, como se apresuró a explicar la propia empresa.

Es patético que los bolsonaristas estén utilizando este caso para “probar” que Musk ha cumplido su promesa de esta manera. Porque esto ni siquiera se acerca a “levantar todas las restricciones” impuestas por las decisiones judiciales. Las cuentas todavía están prohibidas.

¿Podría, eventualmente, trasladar la oficina de X a México o retirar la plataforma en su totalidad de Brasil? Por supuesto, podría ser el impredecible Musk. Pero hasta el momento no lo ha hecho.

Es más que un simple propagandista de extrema derecha o un trumpista de línea dura: es un oportunista. Teme que la ampliación de la regulación de las plataformas en todo el mundo limite la rentabilidad de su negocio y el poder que tiene como propietario de X.

Ustedes saben que las decisiones del Tribunal Supremo Federal y del Tribunal Supremo Electoral pueden inspirar acciones en otros países, tal como las iniciativas en Europa han inspirado a Brasil. Al hacerlo, intenta aislar a los países para evitar el impacto del contagio. No sorprende que poco después de atacar a Brasil, atacara al gobierno australiano, que exigió la eliminación de un vídeo de ataque de odio.

Vale la pena seguir monitoreando sus próximos pasos, incluido lo que hará con respecto a la oficina de Brasil. Pero siempre le da a sus acciones el tamaño que realmente deben tener para evitar que sean vistas tan grandes como él quiere que sean.