El sueño pesado, que los expertos llaman sueño profundo, corresponde a la tercera etapa (N3) del sueño no REM: la primera (N1) es un estado de somnolencia y la segunda (N2) es superficial. Reem, del inglés. Movimientos oculares rápidos, o movimientos oculares rápidos, cuyas características incluyen el momento de soñar, actividad cerebral rápida, tensión muscular y relajación muscular, viene después de la etapa profunda. Cada ciclo (no REM y REM) dura unos 90 minutos y es necesario realizar de cuatro a cinco ciclos completos por la noche.
«A lo largo de la vida hay cambios en la proporcionalidad de las etapas, así como en las características individuales. Los niños tienen más N3 y las personas mayores tienen un sueño más superficial», afirma Manuel Sobrera, neurólogo especialista en medicina del sueño y profesor de la Facultad de Medicina. . De UFC (Universidad Federal de Ceará).
Según el otorrinolaringólogo BP, las personas mayores, fisiológicamente, se vuelven más madrugadoras, es decir, se acuestan y se despiertan más temprano, y su tiempo de sueño es más corto y fragmentado. Es normal, afirma la neuróloga Andrea Baselar, porque con la edad hay una disminución del número de neuronas, del consumo de energía y de ciertos neurotransmisores que afectan el sueño profundo y los movimientos oculares rápidos.
“Todos pasamos por fases ligeras y profundas, y normalmente el 50% del tiempo total es sueño ligero”, afirma el especialista en sueño y ABS. Las personas con sueño ligero pasan más tiempo en las etapas superficiales y aquellos que duermen más profundamente pasan más tiempo en la etapa N3 y REM. “El proceso de recuperación durante nuestro sueño no se produce en un solo paso, sino de forma cíclica, asegurando el descanso y un buen sueño”, explica el neurólogo de la UFC.
Los expertos explican que la superficialidad puede estar relacionada con varios factores, como: ansiedadDepresión, problemas respiratorios, como resistencia al paso del aire en las vías respiratorias superiores, apnea e insomnio, además de hábitos inadecuados, que merecen ser controlados y tratados. “Lo que determina los daños futuros es la distracción provocada por alteraciones que hacen que el sueño sea más superficial, provocando sensación de fatiga”, explica el profesor de la Facultad de Medicina de la UFC.
El sueño ligero y poco reparador puede pasar factura a corto y largo plazo, afectando la concentración y la memorización, afectando la capacidad de trabajar y aprender, además de debilitar el estado de ánimo, provocando irritabilidad, ansiedad y síntomas de depresión. Juliana Macedo, Neuróloga, Neurofisióloga, Presidenta de la ABS (Sociedad Brasileña del Sueño) Región Centro Oeste
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