El H1N1, comúnmente conocido como gripe porcina, es una enfermedad causada por el virus de la influenza A, que contiene genes de diversos microorganismos de la influenza porcina, aviar y humana.
La transmisión de la infección se produce a través de gotitas que salen del tracto respiratorio de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. Tocar superficies contaminadas también puede propagar el agente infeccioso si luego toca la cara, especialmente la nariz, la boca o los ojos.
“Cualquier persona puede infectarse con el virus H1N1, pero las personas inmunocomprometidas, los adultos mayores, las mujeres embarazadas o quienes padecen enfermedades crónicas tienen mayores posibilidades de desarrollar casos más graves. El tratamiento incluye el uso de medicamentos para aliviar los síntomas, el reposo y la hidratación”. No hay cura, es definitiva para el virus, pero es necesario fortalecer el sistema inmunológico”, explica Darlie Rodríguez.
Los síntomas del virus H1N1 son similares a los de la gripe común: temperatura alta, tos, dolor de garganta, secreción o congestión nasal, escalofríos, fatiga y dolor de cabeza en músculos y articulaciones.
En algunos casos, pueden producirse vómitos y diarrea. Es necesario buscar ayuda médica si los síntomas empeoran o si experimenta dificultades para respirar, dolor en el pecho, mareos, confusión o vómitos persistentes.
“En casos graves, el virus H1N1 puede provocar complicaciones como neumonía e insuficiencia respiratoria, que pueden provocar la muerte. Es necesario tener cuidado con los grupos de riesgo y mantener una vigilancia estricta”.
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