julio 7, 2024

conducta de riesgo para los niños

conducta de riesgo para los niños

La ingesta adecuada de verduras, frutas y hortalizas es un factor clave para mantener la salud y prevenir enfermedades no transmisibles, como obesidad entre otras enfermedades.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se recomienda consumir no menos de 400 gramos de estos alimentos al día, lo que equivale a 5 raciones de 80 gramos cada una.

Al incluir estos alimentos en nuestra dieta de manera regular, podemos obtener muchos beneficios para nuestro bienestar y calidad de vida. Las frutas, verduras y verduras son fuentes ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico y mantener un cuerpo saludable.

En Brasil, todavía no es popular comer una buena variedad de verduras, frutas y verduras. Según datos de 2019 de Vigitel, que identifica factores de riesgo y protectores de enfermedades crónicas, menos del 50% de la población adulta consume habitualmente estos alimentos.

Sin embargo, formar hábitos alimenticios saludables desde la infancia es muy importante para promover una vida adulta sana y equilibrada.

Sin embargo, es común que algunos niños desarrollen quisquillosidad con los alimentos en algún momento de su desarrollo, lo que puede causar ansiedad en los padres.

La alimentación saludable debe comenzar en la infancia

Según la Dra. Jessica Cavalcanti, directora del Instituto Neurológico que se especializa en este tema, es importante que los padres y cuidadores estén al tanto de las señales de los niños que comen mal.

Esta selectividad se caracteriza por el constante rechazo de un determinado alimento alimentosA menudo debido a la textura, el color o el sabor de los alimentos.

Los caprichos para comer se pueden definir cuando un niño tiene una preferencia excesiva por un número limitado de alimentos y muestra resistencia a probar nuevos sabores o alimentos fuera de su zona de comodidad nutricional.

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El experto destaca que la selectividad alimentaria, cuando se exagera o persiste más allá de los primeros años de vida, puede conducir a desequilibrios nutricionales.

En situaciones más extremas, esta selectividad puede convertirse en una condición llamada trastorno alimentario restrictivo por evitación, que requiere la intervención de profesionales de la salud.

Los desequilibrios nutricionales derivados de la quisquillosidad alimentaria pueden afectar al desarrollo y la salud del niño, impidiendo la ingesta adecuada de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales para el correcto crecimiento y funcionamiento del organismo.

Para combatir la comida selectiva en los niños, d. Jessica Cavalcant aconseja crear un ambiente que estimule la curiosidad y la experimentación gastronómica. Se recomienda un enfoque gradual, introduciendo nuevos alimentos con cuidado y respeto.