Llegar a un ambiente con aire acondicionado potente en esta “primavera” después de caminar al aire libre es definitivamente una sensación de alivio. Por otro lado, la exposición a cambios bruscos de temperatura puede suponer riesgos para la salud. Estos son los riesgos del choque térmico, la condición que experimenta el cuerpo cuando se sumerge repentinamente en agua helada, por ejemplo, después de pasar mucho tiempo al sol.
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Pasar de un ambiente cálido a uno frío, o viceversa, requiere que el cuerpo haga algunos ajustes para adaptarse al nuevo entorno. Según el médico general Salomao Turic, del Hospital Adventista Silvestre, en este proceso pueden haber cambios en la presión arterial.
Debido a mecanismos circulatorios en los vasos periféricos y centrales, la presión arterial tiende a disminuir cuando una persona abandona un ambiente frío por uno cálido. En este caso, la afección puede empeorar en personas que ya tienen la presión arterial baja y experimentan síntomas como malestar y mareos.
Por otro lado, la presión suele aumentar cuando el choque térmico pasa de caliente a frío. Así, las personas con presión arterial alta pueden tener presión arterial alta, lo que aumenta el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares y otros problemas asociados con los picos de presión arterial alta.
— Sin embargo, para la mayoría de las personas, los cambios de presión son imperceptibles y el equilibrio del cuerpo se restablece rápidamente en personas sanas, dice Turek.
Según el cardiólogo Daniel Koebler, coordinador de rehabilitación del Instituto Nacional del Corazón, los niños y los ancianos tienen más probabilidades de sufrir estas diferencias, ya que sus mecanismos de adaptación al estrés todavía se están formando o erosionando, respectivamente.
El choque térmico también puede provocar parálisis facial periférica, afectando a un lado de la cara. El problema está más relacionado con la exposición al frío, y surge cuando un cambio brusco de temperatura provoca un proceso inflamatorio en el nervio facial. Sin embargo, según Daniel Koebler, las posibilidades de que esto suceda son bajas.
Quienes padecen alergias respiratorias pueden ver su condición empeorada por el choque térmico, debido a la sequedad de las membranas mucosas de los bronquios.
— Todavía puede haber una disminución de la inmunidad, lo que conduce a enfermedades virales — añade el cardiólogo.
- Un poco de sol y mucha agua: Para Salomao Turic, la mejor forma de prevenir el choque térmico es evitar la exposición al sol. Beber líquidos con frecuencia es fundamental.
- en la calle: Cualquier persona que trabaje al aire libre debe usar ropa que permita que el sudor se evapore y protegerse del sol tanto como sea posible.
- En la playa y en la piscina: La mejor solución es mojarte las muñecas, los pies y la cara antes de sumergirte en el agua fría.
- Con aire acondicionado: Configure la máquina a 21 grados, lo cual es suave y hará que la transición del calor al frío sea menos impactante.
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