Opinión de Andre Luis Messias, Diadivulgación
Publicado 10/09/2021 05:50 AM
La pandemia de COVID-19 sigue siendo una realidad, pero debemos estar al tanto de otra pandemia: la obesidad. Una enfermedad caracterizada por un exceso de grasa corporal es un problema de salud pública en todo el mundo y es responsable de millones de muertes al año. Además, padece otras enfermedades asociadas a ella, como diabetes, hipertensión, dislipidemia, cáncer, asma y problemas articulares. Un problema para el sistema sanitario mundial.
La obesidad es un factor de riesgo significativo para COVID-19. Una revisión sistemática, publicada en una revista científica, analizó 75 estudios y advirtió que la obesidad se asocia positivamente con la gravedad del COVID-19. Los autores concluyeron que los sujetos obesos tenían un mayor riesgo de infección (46%), hospitalización (113%), ingreso en UCI (74%) y mortalidad (48%). Por tanto, existe una necesidad urgente de reducir el número de personas obesas en todo el mundo.
Uno de los métodos para diagnosticar la obesidad es el índice de masa corporal, el famoso índice de masa corporal. Si bien es un método que tiene sus limitaciones, como no distinguir entre masa muscular y grasa, el IMC es una excelente herramienta para clasificar el estado nutricional de una gran población. Una persona se considera obesa cuando su IMC es superior a 30. Para el cálculo, es necesario utilizar la fórmula: peso dividido por el cuadrado de la altura.
La obesidad no tiene una sola causa. Es una combinación de factores. Causas de la obesidad: herencia, mala alimentación, falta de actividad física, ansiedad, mala calidad del sueño, comportamiento sedentario y estrés. Es necesario que cada uno piense en todos estos componentes y mejore al máximo.
Es necesario ir más allá y comprender de forma sencilla cómo se desarrolla la obesidad. Una persona engorda cuando su cuerpo consume más calorías de las que gasta. Por tanto, es necesario un balance energético para evitar esta enfermedad. La prevención es más eficaz que el tratamiento. Así que la atención no es suficiente en vísperas del Día Nacional de Prevención de la Obesidad y el Día Mundial de la Obesidad el 11 de octubre.
La necesidad de permanecer en casa durante más tiempo debido a la pandemia ha provocado un aumento de la obesidad. También vivimos en una época en la que la tecnología ocupa una gran cantidad de espacio y la gente se mueve cada vez menos. Esto da como resultado un menor gasto calórico. A esto se suma un aumento en el consumo de alimentos procesados.
En este sentido, las personas deben ser conscientes de lo que comen, en términos de cantidad y calidad, y si se mueven de tal manera que el cuerpo gasta demasiadas calorías. Es fundamental que las personas intenten realizar actividad física y dediquen menos tiempo a comportamientos sedentarios.
Se deben evaluar la calidad del sueño, los niveles de estrés y el control de la ansiedad. Es un hecho que la genética no se puede cambiar, pero todo el mundo puede y debe llevar un estilo de vida activo y saludable para evitar la obesidad. No sabemos cuándo terminará la pandemia de COVID-19, pero podemos y debemos mejorar nuestra forma de vida. Un estilo de vida activo y saludable puede y debe ayudar a evitar un colapso en el sistema de atención médica.
André Luis Messias es Catedrático de Educación Física, Magíster en Ciencias Cardiovasculares por el Instituto Nacional de Cardiología y candidato a doctorado en epidemiología de salud pública en Vuecruz.
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