Además, las personas que ya han sufrido un derrame cerebral tienen más probabilidades de sufrir nuevos ataques. El neurólogo explica que las personas que ya han sufrido un accidente cerebrovascular isquémico o un ataque isquémico transitorio -conocido por el acrónimo TIA o mini-ictus- deben ser monitoreados de cerca, porque estos eventos pueden ser señales de advertencia de problemas futuros. Y añade: «Aquellos que ya han sufrido un derrame cerebral pueden sufrir otros derrames cerebrales, especialmente si los factores de riesgo como la presión arterial alta, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares no se controlan adecuadamente».
Los factores que aumentan el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular incluyen presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares, como infarto y latidos cardíacos irregulares, además de afecciones como obesidad, dislipidemia y enfermedades inflamatorias crónicas, que pueden provocar la formación de coágulos y coágulos, y obstrucción de los vasos sanguíneos y provocar un derrame cerebral.
Cerqueira también destaca la mayor prevalencia de accidentes cerebrovasculares entre las personas de raza negra debido a la mayor incidencia de hipertensión arterial y anemia falciforme entre esta población. «La anemia falciforme puede provocar la obstrucción de los vasos sanguíneos pequeños y provocar un accidente cerebrovascular», explica.
Otro punto importante es la fibrilación auricular, un latido cardíaco irregular común en personas mayores de 60 años, que puede provocar la formación de coágulos en el corazón. El especialista advierte: “Estos coágulos pueden desprenderse y bloquear las arterias, lo que aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral”.
El ictus hemorrágico, a su vez, suele asociarse a factores como la hipertensión arterial no controlada, aneurismas y enfermedades genéticas como los riñones poliquísticos, que pueden conducir a la formación de aneurismas en las arterias cerebrales. “La rotura de este aneurisma puede provocar un ictus hemorrágico, que es una afección grave y difícil de prevenir”, explica el médico.
La prevención del ictus, según el médico, incluye un estricto seguimiento y control de los factores de riesgo, como la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto y el sedentarismo, además de evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco.
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