James Hamblin, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale que se especializa en medicina preventiva, no se ducha desde 2015. Dejó de ducharse en favor de la ciencia porque quería entender cómo la higiene afecta la salud y el bienestar. Lo que fue aún más impactante fue que llegó a la conclusión de que las palomas en realidad podían eliminarse.
«Me siento completamente bien. Estoy acostumbrado. Me siento normal», dijo al diario El Tiempo. El médico siguió usando únicamente jabón para lavarse las manos y mantener la higiene bucal como de costumbre. Así, dice que su cuerpo ha alcanzado un estado de equilibrio respecto a los aceites y microorganismos presentes en la piel. Según el médico, abandonar productos agresivos, como el jabón, permitió al organismo controlar la producción de sebo y crear un entorno microbiano más estable y saludable.
El médico afirmó en su libro publicado en 2020 bajo el título “Higiene: La nueva ciencia de la piel y la belleza de hacer con menos”, que años sin bañarse no lo dejaron con un olor desagradable. Para él, el olor corporal no es un reflejo de la suciedad, sino más bien un reflejo de un desequilibrio microbiano en la piel. Esto se debe a que el famoso quiste es resultado de la acción de bacterias que se alimentan de los aceites expulsados por las glándulas sebáceas. Al utilizar productos de higiene, el equilibrio natural de los microbios cambia favoreciendo aquellos que generan olores desagradables.
El médico dice que dejar de bañarse fue paulatino. Al principio empezó eliminando el jabón y el champú durante varios días y reduciendo su uso. «Hubo momentos en los que quería ducharme porque lo extrañaba, olía mal y me sentía grasoso. Pero eso empezó a pasar cada vez menos», explicó.
Después de eso, comenzaba a lavarse cuando sentía la necesidad. “Puedes exfoliar o quitar los aceites simplemente frotándolos con las manos y peinándote de vez en cuando”, recalcó.
Hamblin también destacó que a lo largo de la historia muchas personas no tuvieron acceso a agua corriente y que el baño frecuente estaba limitado a las clases más ricas. Actualmente, es posible comprender mejor el microbioma de la piel, lo que sugiere que no todos los microorganismos que se encuentran en la dermis son dañinos. Destacó que «los microbios de nuestra piel son tan importantes para nuestra apariencia y salud como lo son los microorganismos de los intestinos para el sistema digestivo».
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