La Generación Z, que incluye a las personas nacidas entre 1997 y 2012, ha enfrentado importantes desafíos en términos de hacer y mantener amistades, aspectos que tienen un impacto duradero en sus vidas. Numerosas encuestas, incluidas las realizadas por instituciones como Dartmouth College, resaltan esta dificultad social que enfrenta esta generación.
Los estudios respaldan ampliamente la importancia de las conexiones sociales en la vida de todos, destacando su papel crítico en el sentido de pertenencia, salud, bienestar y felicidad. Sin embargo, para la Generación Z, la tarea de hacer y mantener amistades ha resultado compleja, dando lugar a desafíos nunca antes vistos.
En el contexto de la pandemia, las restricciones y cierres relacionados con el Covid-19 han tenido un impacto significativo en las habilidades blandas. Las medidas de aislamiento social, que han restringido el trabajo presencial y la educación presencial en escuelas y universidades, han terminado por dificultar la interacción social de esta generación.
Los expertos sugieren que estas limitaciones han afectado la capacidad de la Generación Z para construir y mantener amistades, lo que ha sido un desafío constante para estos adultos jóvenes.
La epidemia ha trastornado la relación social de la Generación Z.
Joyce Choinkam, directora sénior de investigación de la agencia de investigación de mercado Talk Shoppe, con sede en Los Ángeles, señala que durante la pandemia, las amistades han sufrido de inconsistencia.
A través de entrevistas con millennials y Gen Z, Chuinkam exploró el impacto de las restricciones de la pandemia en sus amistades. Las respuestas revelaron que las fluctuaciones en las relaciones sociales socavaron la capacidad de estas generaciones para desarrollar y mantener amistades sólidas.
La psicóloga clínica y experta en amistad Miriam Kiermayer señaló que las experiencias compartidas y continuas, como la escuela y el trabajo, fueron esenciales para facilitar las amistades en la Generación Z.
Muchos jóvenes de esta generación ingresaron al mercado laboral sin la oportunidad de hacer amigos de manera tradicional, como durante la escuela. Estos jóvenes deben hacer frente a las pruebas que pueden encontrar, tanto buenas como malas.
Estas experiencias sociales son centrales en la formación del individuo, proceso que se ha visto socavado durante la pandemia. Por lo tanto, la Generación Z puede experimentar dificultades relacionadas con los «primeros momentos».
La ausencia de “monitoreo” social ha llevado a que no se desarrollen las habilidades sociales básicas que ahora se necesitan en la era posterior a la pandemia.
La Generación Z se dio cuenta de que muchas de las habilidades necesarias para hacer amigos y construir relaciones sólidas no se adquirían adecuadamente.
Con base en estos hallazgos, la investigación de Janice McCabe, profesora asociada de sociología en Dartmouth College, indicó qué comportamiento se considera «antisocial» entre los estudiantes universitarios.
El estudio, que se desarrolló durante varios años a través de entrevistas, determinó que la pandemia afectó negativamente la capacidad de los participantes para mantener las amistades existentes y crear otras nuevas.
La escasez de interacciones sociales cara a cara durante este momento difícil afectó en gran medida la vida social de los estudiantes universitarios.
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